ISO 26000:
 Medio Ambiente
Grupos de interés:
 Grandes empresas,  Tercer sector,  Administraciones y Empresas Públicas

¿Qué son los mercados de carbono?: tipos y cómo funcionan

12-12-2018



Debido al cambio climático, propiciado principalmente por la presencia de gases de efecto invernadero (GEI) en la atmósfera, cada vez son más las acciones que se llevan a cabo con el fin de contrarrestar y frenar sus efectos. Una de estas medidas son los mercados de carbono, que permiten limitar y controlar la cantidad de CO2 y otros GEI que se emiten anualmente a la atmósfera. Este sistema cuenta con sus ventajas y con sus inconvenientes. Sin embargo, se trata de una medida más destinada a reducir el impacto que el cambio climático tiene en nuestro planeta, por lo que merece la pena tenerla en cuenta y conocerla.
 

Qué son los mercados de carbono

Los mercados de carbono se basan en la venta o adquisición de los denominados bonos de carbono o certificados de reducción de emisión de GEI. Estos bonos son documentos que capacitan a su dueño para emitir una determinada cantidad de CO2 y GEI. Es decir, si tú tienes un número determinado de bonos, tienes derecho a emitir una cantidad determinada de GEI en un año. Por lo general, cada uno de estos bonos equivale a una tonelada de CO2, aunque, según el tipo de GEI del que se trate, se puede estipular en una cantidad u otra.

Estos bonos son repartidos entre las principales empresas emisoras de GEI y, por ley, están obligadas a emitir una cantidad que sea igual o inferior a la cantidad de bonos que poseen. No obstante, estos bonos pueden ser vendidos y comprados, y es aquí donde entraríamos a hablar de mercado de carbono. De este modo, si una empresa no va a consumir sus bonos de carbono, puede venderlos a otra empresa que sí y, de este modo, la segunda empresa puede superar la cantidad de emisiones de GEI o gases de efecto invernadero que se le había atribuido inicialmente.

En resumen, los mercados de carbono son el espacio donde las empresas que trabajan con bonos de carbono pueden comerciar con ellos para transferirse los derechos de emisiones de GEI. Estos mercados pueden ser tanto regionales como nacionales o internacionales, por lo que se trata de un sector con una proyección bastante amplia.

Tipos de mercados de carbono

Aunque existen diferentes tipos de mercados de carbono, por ejemplo si hablamos de un ámbito geográfico (regional, nacional o internacional), la distinción más habitual que se suele hacer al hablar de tipos de mercados de carbono es la que existe entre los mercados de carbono regulados y voluntarios.

Mercados de carbono regulados

Se trata del principal representante de los mercados de carbono ya que, al ser regulado, son de obligado cumplimiento. En este aspecto, se está hablando de empresas que deben demostrar que sus emisiones de GEI se corresponden con las cuotas que permiten sus bonos. Es, por decirlo de un modo sencillo, el mercado de carbono oficial, el que está controlado por los Gobiernos y demás instituciones supranacionales.

Mercados de carbono voluntarios

Por el contrario, el mercado de carbono voluntario es el que hace referencia al mercado que comercia con este tipo de bonos pero que está fuera de las exigencias oficiales y obligatorias. Es decir, se trata de un mercado de empresas que, voluntariamente, se autoexigen cumplir con una serie de mínimos respecto a las emisiones de GEI. Sin embargo, en el caso de que estas empresas, por las razones que fueran, no llegasen a cumplir los mínimos autoexigidos, no existiría penalización (principalmente en forma de sanciones económicas) como sí que ocurre en los casos de los mercados de carbono regulados.
 

Cómo funcionan los mercados de carbono

Los mercados de carbono funcionan de modo sencillo, y afectan de forma directa a todas las empresas emisoras de GEI que operen en países firmantes de este sistema. A grandes rasgos, estos países serían los firmantes del famoso Protocolo de Kioto, así como todos los países de la Unión Europea.

Su funcionamiento se basa en la repartición inicial de una serie de bonos acorde a las "necesidades" y expectativas de cada empresa. A partir de ahí, el comercio de estos bonos se lleva a cabo de modo voluntario y prácticamente libre. De esta forma, una empresa que invierta en tecnologías limpias, tendrá un superávit de bonos de carbono, por lo que podrá venderlos y amortizar la implementación de esta tecnología limpia. Por el contrario, una empresa que sea muy contaminante y no invierta en la renovación de sus equipos, necesitará comprar bonos para poder contaminar acorde a sus necesidades, por lo que le saldrá mucho más caro que a la empresa menos contaminante. Por otro lado, una empresa también puede guardarse sus propios bonos de carbono y, si lo necesita, usarlos en el futuro o venderlos más adelante.

Asímismo, se debe llevar un seguimiento de las emisiones llevadas a cabo, así como que estas sean acordes a los bonos disponibles en cada caso. Cuando esto no sucede, los organismos oficiales son los encargados de llevar a cabo las sanciones económicas o administrativas correspondientes y proporcionales a cada empresa que supera la emisión de GEI.